31 mayo 2007

Antigüos monopolios.

En el año 197 a.C., en Pérgamo subió al poder Eumenes II, que como estaba en paz con Roma, se dedicó a enriquecer su ciudad desde el punto de vista cultural.

Eumenes quería construir una gran biblioteca, que pudiera compararse a la de Alejandría y se puso manos a la obra rápidamente, pero se encontró con un gran problema: en aquella época, los libros se escribían en papiros, y Egipto tenía en sus manos el comercio del papiro del mundo. Como el papiro empezaba a escasear, los egipcios no querían liberar este monopolio y esto obligó a que los bibliotecarios de Pérgamo tuvieran que buscar otra fórmula.

El material sustituto del papiro eran las pieles de animales, pero si bien duraban más que los papiros, también era mucho más caras. ¿Qué se podría hacer, pues? La solución se encontró cuando alguien ideó la forma de escribir estas pieles por los dos lados, de tal manera que el costo se redujo a la mitad. Ahora sí que Eumenes podía llevar a cabo su sueño.

Este tipo de piel pasó a llamarse pergamino que es una palabra que deriva del nombre de la ciudad de Pérgamo.

(Los Griegos, Isaac Asimov)

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