24 mayo 2007

Gracias, Joaquín.

Siento profunda admiración y respeto por Joaquín Sabina.

El recuerdo más lejano que tengo de él es el de aquel día que tuve el gusto de conocerlo. En casa de una amiga, con restos de una comida en la mesa y sombra de lágrimas en su rostro. Para animarla rebusqué entre los vinilos que tenía guardados, coloqué uno al azar en un tocadiscos desvencijado y terminamos llorando las dos.

Veintitantos años más adelante, sigue emocionándome y de vez encuando aún tarareo letras suyas:

"Pero si me dan a elegir
entre todas las vidas, yo escojo
la del pirata cojo
con pata de palo
con parche en el ojo,
con cara de malo,
el viejo truhán, capitán
de un barco que tuviera
por bandera
un par de tibias y una calavera"

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