12 noviembre 2007

Estamos en París, finales del año 1880. En las orillas del Sena aparece el cadáver de una joven, y todo parece indicar que se ha suicidado puesto que no hay signos de violencia. El cuerpo de esta muchacha es llevado al depósito de cadáveres a la espera de que alguien lo reclame.

Allí, uno de los empleados del depósito se siente conmovido por la belleza de la muerta y realiza un molde de yeso de su rostro.

Rápidamente las reproducciones se multiplican, y los bohemios comparan su sonrisa con la de la propia Mona Lisa y se convierte en musa de inspiración para los artistas, ya no solamente franceses, sinó también ingleses y alemanes.

Albert Camus, Richard Le Galienne, Rilke, Benkard, Reinhol C. Muschler, Vladimir Nabokov fueron algunos de los autores que se inspiraron en la máscara mortuoria de la bella desconocida.

Visto en Tecnología Obsoleta

2 comentarios:

Pep dijo...

La expresión del rostro me da que pensar mucho... Qué la impulsaría para supuestamente desaparecer de la vida ella misma? Fuera lo que fuera, la liberaba de algo que probablemente no dejaba emerger esa sonrisa... Aún así, lo de los moldes se me antoja pelín macabro.

Un beso!!

Pep

Pilar dijo...

A mí esta historia me hace pensar dos cosas:
Por un lado, la extrañeza de que una persona anónima de alguna forma perviva y sea conocida e incluso influya en tanta gente y durante tanto tiempo.
Por el otro, me hace pensar en lo desgraciada que tuvo que ser en la vida como para que en la muerte tuviese esa sonrisa tan plácida.