18 febrero 2008

Canción para una rubia

Esta noche no puedo olvidarme de una amiguita que tengo, y que dentro de unas horas estará rodeada de señores de batas blancas que velan por su salud. Es seguro que no va a leer esta entrada, y más que probable que tampoco la "escuche" jamás. Y aún pudiendo leer y escucharla, estoy casi convencida de que para que le guste tendrán que pasar varios años. Pero aún así quiero dejarla puesta por la ternura, el amor y la belleza que lleva dentro.

Se trata de "Nanas de la cebolla", de Miguel Hernández. Que como casi todo el mundo sabe las escribió desde la cárcel. Un poema dedicado a su hijo, todavía lactante, y como respuesta a una carta que le había llegado de su mujer en donde le contaba que no tenía para comer más que pan y cebollas.



¡Moitos biquiños, pequerrecha!

No hay comentarios: